martes, 3 de febrero de 2015


"Bases culturales y políticas para consolidar alteridad y convivencia activa en la globalización y transmodernidad del siglo XXI" VIII Congreso Latinoamericano de Ciencia y Religión Bs As, 20 a 22 de oct. 2014

Abordar en el siglo XXI la prospectiva de un paradigma de convivencia que posibilite en libertad, igualdad y reciprocidad la diferencia y diversidad humana, implica reflexionar desde una perspectiva  antropológica  integral. Retomar el valor de la categoría de alteridad: “ser con los otros”, como condición necesaria para ser parte de una  humanidad que asume sus contradicciones y conflictos en lo local, regional y global.  Superando explotación,  dominación, opresión y sumisión, a partir de una dinámica activa del reconocimiento de la reciprocidad de derechos para el desarrollo de cada uno y de toda/os las personas y pueblos.
La relación de razón y religión en una sociedad «postsecular» en Habermas o «global» en Ratzinger, hoy en el rol y discurso de Francisco, como parte del debate modernidad-posmodernidad-transmodernidad, supone la complejización de la razón moderna en sus confluencias y contradicciones abiertas en el siglo XXI. Ambos pueden ser referentes fundamentales de la secularidad en el relativismo cultural, la posmodernidad y modernidad incompleta confluyendo en la no sacralización del Estado y la política para el valor de los Derechos Humanos.
El centro del intercambio, expresión de razón y fe, está en el reconocimiento que el Estado liberal encuentra dos raíces en las bases morales que lo posibilitan. En tal sentido la secularidad moderna tiene como fundamentos no solo la racionalidad de la modernidad, sino también el aporte del sentido religioso del judeocristianismo y en algunos contextos el islam. Dimensión de substrato pre-político de los valores democráticos.

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